Nacido en Argentina, Héctor Eduardo Reglero Montaner se crió en Valentín Alsina y luego emigró a Venezuela. En la charla con Tiempo Argentino, no duda en contar experiencias y vivencias particulares.A 31 años de su primer disco de estudio (Cada día, 1983), Ricardo Montaner considera que llegó el momento de dar las gracias. "Tiene que ver con cuando haces un regalo y ves que esa persona no lo recibe con la misma euforia o sonrisa con la que tú se lo diste. Muchas veces te ilusionas más tú, dando el regalo, que el propio homenajeado. Entonces me dije: 'Yo no haré lo mismo. Haré un disco que deje constancia de que sé dar las gracias'", cuenta a propósito de –no podía llamarse de otra manera– Agradecido, el álbum que que vino a promocionar al país en los últimos días. "Los seres humanos a veces no somos agradecidos", subraya Montaner. "Y si hay algo que les he inculcado a mis hijos es saber dar las gracias. Pero no por relaciones públicas o por ser 'educados', sino por saber valorar en su real dimensión el hecho de recibir un regalo. Ya sea sea una figurita o un álbum entero", asegura el cantante de "Tan enamorados" y otras baladas famosas de los años '90.
Y abunda en el asunto: "Yo tenía una tía de mi madre, la tía Mariquita, que cada vez que venía a visitarnos generaba una ansiedad muy grande porque sabíamos que algún regalo nos iba a traer. Siempre bajaba del avión muy elegantemente vestida y a continuación nos daba el obsequio. En mi caso, un alfajor o un paquete de figuritas, que ella sabía que juntaba y me encantaban. Nos daba mucha ilusión que viniera, y de alguna manera esos días quedaron grabados en mi memoria como momentos de profundo agradecimiento."
Y abunda en el asunto: "Yo tenía una tía de mi madre, la tía Mariquita, que cada vez que venía a visitarnos generaba una ansiedad muy grande porque sabíamos que algún regalo nos iba a traer. Siempre bajaba del avión muy elegantemente vestida y a continuación nos daba el obsequio. En mi caso, un alfajor o un paquete de figuritas, que ella sabía que juntaba y me encantaban. Nos daba mucha ilusión que viniera, y de alguna manera esos días quedaron grabados en mi memoria como momentos de profundo agradecimiento."
–Está claro que con este disco expresás tu agradecimiento. Pero, ¿recordás alguna historia especial de los que durante tantos años te dieron las gracias a vos?
–Sí, muchas. Pero te cuento una que ocurrió hace 20 años en el Estadio Centenario de Uruguay. Recuerdo que estaba cantando y que adelante tenía una muchacha en silla de ruedas, con una sonrisa de oreja a oreja. Mientras cantaba, sin embargo, había momentos en que lloraba. Al final show, cuando ya estaba en el camerino, me dicen: "¿Recuerdas la chica en silla de ruedas? Quiere hablar contigo." Pido entonces que la dejen venir. Y me cuenta que había tenido un accidente de tránsito en el que había fallecido su novio y que durante el tiempo en que había estado en coma mi música había sido el único hilo que la había mantenido con vida. De hecho, al momento del accidente, el cassette que había estado escuchando era uno mío.
–¿Cuando recibís ese tipo de testimonios hay agradecimiento pero también responsabilidad?
–Sí. Lo más complicado es cómo reaccionar. Porque también te puedo contar otras historias, pero no tan trágicas. Hace poco, durante una entrevista radial en Miami, una señora llama y dice que durante su embarazo su bebé se movía mucho y ella le ponía "Tan enamorados" para que se tranquilizara. ¡Y lo mismo después y tenía berrinches! Le ponía esa canción y zzzzzz, se dormía como un angelito (risas). Parece que mi música es buena para dormir bebés.
–Siendo que ya van tres décadas de tu carrera como cantante, ¿hay también un agradecimiento a quienes definieron tu vocación? ¿Existen esas personas?
–Mira, yo todo esto ni lo soñaba. Cuando empecé a cantar, me alcanzaba con sonar en las radios de Maracaibo, donde crecí y vivía. Pero tomo tu pregunta, y creo que hay dos formas de tomarla. Por un lado, decirte que nunca, al día de hoy, tomé una decisión de convertirme en cantante. No recuerdo haberme prometido un día: "Quiero ser artista o músico." Es algo que fue sucediendo casi sin que me diera cuenta. Algo que de pronto se convirtió en mi vida. Casi como un vicio que vas probando de a poquito y luego no puedes dejar. Sobre todo, cuando cantas y ves que cada vez son más lo que te aplauden o sonríen. O cuando ves que las muchachas, que en condiciones normales ni te hubiesen mirado, se hablan entre ellas y te sonríen. Pero yo te hablé de dos maneras de contestarte esta pregunta...
–Sí. ¿Cómo sería la otra manera?
–Nunca lo conté en detalle. Pero resulta que tenía una banda con la que tocábamos en fiestas y clubes. Habíamos grabado un 45 rpm y sonábamos disimuladamente en la radio de Maracaibo. Tocábamos sábados y domingos en el horario del vermut, todos los fines de semana. Pero un buen día recibo un llamado: Roberto Luti, un productor y cantante italiano que quería hablar conmigo. Atiende mi madre y le dice que yo estaba en el liceo, que por favor intentara más tarde. Lo hace. A la noche, entonces, hablo con él y me dice: "Conseguí tu teléfono en Radio Reloj. Te vi cantar. Me gustaría hablar contigo." ¡Imagínate la sorpresa! Me cita en un fuente de soda, que es como se le dice en Venezuela a los lugares donde puedes comerte un hot-dog y tomarte un refresco. Llego temprano y el tipo ya me estaba esperando. Me mira y dice: "Me gustaría producirte dos canciones." "¡Gracias!", le digo. "Ahorita mismo llamo a la banda." "No, no", me interrumpe. "Sólo a ti. Como solista, sin la banda."
–Y aceptaste.
–No. Al principio no. Le digo: "No me veo sonando sin mi banda. Con ellos voy a todos lados, salimos de gira." Me dice: "No va a poder ser. Y además, ¿tienes nombre artístico?" "No. Me llamo Héctor Reglero." "Pues eso tampoco va a poder ser. Vamos a tener que buscarte un nombre porque ese que tienes no suena." ¡Eran muchos cambios! "¿Puedo pensarlo un poquito?", le digo. "Bueno, sí, tómate el tiempo que quieras." Y ahí me voy a ver a la banda. Les conté lo que estaba pasando y les pregunté: "¿Quién de ustedes se va a dedicar a la música?" "Bueno, yo estudio Arquitectura. La música es un hobby para mí", dice uno. "Yo quiero ser traumatólogo", dice otro. Y, de hecho, lo es. Y finalmente el Gordo Luis, que era mi mejor amigo y tocaba el bajo, me dice: "Yo voy a estudiar Periodismo, pero me gustaría seguir tocando de vez en cuando." "Bueno, chicos", les contesto. "Me quedé solo entonces. Porque con ustedes, si quieren, podemos seguir encontrándonos para ensayar y tocar los fines de semana en los clubes, pero yo quiero dedicarme a la música. Es mi vida. Así que voy a tomar esta propuesta como solista." "Bárbaro", me dicen. "Métele." Y así fue que empecé.
–Todavía te faltaba definir tu nombre artístico.
–Cierto. Cuando estoy grabando estas dos canciones prometidas, me llama Luti desde Caracas y me dice: "Nos hemos olvidado lo de tu nombre. ¿Cómo te vas a llamar? Debes decidirlo ahora." "¿Cómo ahora? ¡Es una decisión que me llevará toda la vida! ¿No puedo llamarme igual?", le insisto. "No. Busquemos algo con Montaner, tu segundo apellido, porque el Reglero ese no pega", me dice y me tira cuatro opciones: Rodrigo, Luis Miguel (te juro por Dios), Ricardo y Juan Manuel. Le digo: "¿No puede ser Héctor Montaner?" "No. Ya hay muchos Héctor en la farándula. Eso va a confundir a la gente. ¿Con cuál te quedas?" "Bueno, con Ricardo pues, es el que más me suena, dentro de todo." Y listo. Quedó. Ricardo Montaner. Tenía 17 o 18 años. Y a partir de ese momento me llamé así. «
La música en el clan Montaner
–En los últimos tiempos tuviste una creciente colaboración artística de parte de tus hijos Mau y Ricky. ¿Pensás que hubo algo en la crianza que colaboró para que sucediera?
La música en el clan Montaner
–En los últimos tiempos tuviste una creciente colaboración artística de parte de tus hijos Mau y Ricky. ¿Pensás que hubo algo en la crianza que colaboró para que sucediera?
–Tiene que ver con la genética nuestra. El ADN. Pero también con que han respirado música desde que nacieron, desde que estaban en la panza de Marlene (Rodríguez Miranda), mi mujer. Iba siempre a mis conciertos y estaba cerca de mí cada vez que escribía una canción, toda la época de recién casados en la que escribí "Tan enmorados y "La cima del cielo". Una época muy prolífica como autor. Entonces los chamos, a medida que iban naciendo, se fueron criando con música quieran o no. Y a eso sumale que cuando cumplieron tres años les puse un instrumento a cada uno. Ricky, incluso, cuando tenía cuatro o cinco, me acompañó a una gira por la Argentina y abría los conciertos tocando un piano de cola. Es algo que fue fluyendo de manera natural entre nosotros. Yo dándoles a ellos la oportunidad que no tuve cuando era chamo, el acceso a la música, instrumentos y profesores, y ellos aprovechando la situación. Al punto que hoy muestran un crecimiento musical que cuando de verdad los descubran hará que me sea difícil volver a recurrir a ellos. Porque no sólo componen sino que también producen. Hasta ahora he podido valerme del talento tan refrescante que tienen y que le imprimen a mi trabajo. Pero no sé por cuánto tiempo más. Porque no sólo poseen juventud sino también un gran talento y una gran naturalidad para dar con paseos armónicos que quizás no encontraría en co-autores de mi misma edad. Tanto Mau como Ricky tienen una manera de combinar armonías que se nutre de lo que escucharon en su vida: desde el gospel hasta los Beatles y toda la tradición británica. Y eso le ha venido muy bien a mi música.
Cifras
25 son los discos que lleva grabados.
25 millones de copias vendió en todo el mundo.
Cifras
25 son los discos que lleva grabados.
25 millones de copias vendió en todo el mundo.
Cuatro son los sellos que editaron su música hasta el momento: Rodven Records (1980-1992), EMI (1994-1995 y 2005-2010), Warner (1997-2004) y Sony Music (2012-presente).
1978 es el año en que empezó a cantar "casi profesionalmente", como Héctor Reglero.
Los detalles del nuevo disco, con composiciones de sus hijos
1978 es el año en que empezó a cantar "casi profesionalmente", como Héctor Reglero.
Los detalles del nuevo disco, con composiciones de sus hijos
Editado a fines de 2014 por el sello Sony, el nuevo disco de Ricardo Montaner trae la consolidación de la composición conjunta con sus hijos Ricky y Mau, y la intención manifiesta de su autor por ser "agradecido" con la vida y sus fans.
Agradecido es un álbum largo, de 17 tracks, que ahonda en el estilo baladístico que lo hizo famoso pero sin dejar de coquetear con el nuevo ritmo latino de moda: la bachata.
"Hace tiempo que venía con ganas de grabar otra canción en ese ritmo", explicó respecto a la versión bachata de "Se desesperaba" en un comunicado difundido por la compañía. "Lo había hecho antes con ‘Resumiendo' y ahora lo hice con este tema que cuenta una historia triste aunque parezca cómica. Ustedes dirán qué les parece", expresó dirigiéndose a sus fans.
La colaboración familiar, en tanto, aparece en diez de los 17 temas. Ejemplos: "No te vayas", balada triste escrita por Montaner con música de la argentina Claudia Brant y Ricky; "Mi sagrada soledad", con música de Mau; "Más allá", producida y compuesta por Ricky; "Vivámonos" coescrita por Nir Seroussi, Ricky y letra del propio Montaner; y "Llanto agradecido", el primer simple de promoción, también de composición intrafamiliar, en donde el cantante buscó homenajear a su esposa y madre de sus hijos, "pilar fundamental" de su familia, pero también reconocer a "todas aquellas parejas que tienen un amor consolidado y que han creado ese vínculo firme imposible de disolver".
El tema cuenta con versiones en español, portugués e italiano.
Agradecido es un álbum largo, de 17 tracks, que ahonda en el estilo baladístico que lo hizo famoso pero sin dejar de coquetear con el nuevo ritmo latino de moda: la bachata.
"Hace tiempo que venía con ganas de grabar otra canción en ese ritmo", explicó respecto a la versión bachata de "Se desesperaba" en un comunicado difundido por la compañía. "Lo había hecho antes con ‘Resumiendo' y ahora lo hice con este tema que cuenta una historia triste aunque parezca cómica. Ustedes dirán qué les parece", expresó dirigiéndose a sus fans.
La colaboración familiar, en tanto, aparece en diez de los 17 temas. Ejemplos: "No te vayas", balada triste escrita por Montaner con música de la argentina Claudia Brant y Ricky; "Mi sagrada soledad", con música de Mau; "Más allá", producida y compuesta por Ricky; "Vivámonos" coescrita por Nir Seroussi, Ricky y letra del propio Montaner; y "Llanto agradecido", el primer simple de promoción, también de composición intrafamiliar, en donde el cantante buscó homenajear a su esposa y madre de sus hijos, "pilar fundamental" de su familia, pero también reconocer a "todas aquellas parejas que tienen un amor consolidado y que han creado ese vínculo firme imposible de disolver".
El tema cuenta con versiones en español, portugués e italiano.
Fuente: http://todoshow.infonews.com/
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