Esta semana la cantautora panameña Erika Ender se convirtió en la persona más joven en ingresar en el Salón de la Fama de los Compositores Latinos, honor que sabe a doble triunfo si se toma en cuenta que en la industria de la música hay más hombres triunfando que mujeres. De hecho, cuando ella comenzó a abrirse paso en este medio, recurrió a un seudónimo por miedo a que rechazaran sus canciones por ser mujer.
“Los enviaba como E. Ender”, me dijo llena de alegría hace unos días en Miami. “Hace 25 años, cuando comencé a componer, no había muchas mujeres compositoras triunfando. No era normal que una mujer enviara su sus composiciones cantadas por ella, y me tocó comprender que no estaban acostumbrados a ver que una mujer le compusiera a un hombre”.
Pronto, dice, se cansó del juego y decidió no ocultar más su nombre: “Al final te das cuenta que lo que manda es el resultado. Y poco a poco pude aprender a decir ‘esta canción es mía’. ‘Me llamo Erika’. Los cantantes tenían que ver que lo que necesitaban era una buena canción, no el género de su autor”.
Uno de los primeros en darle esa oportunidad fue Chayanne, con temas como “Candela”, y “¡Ay Mamá!”, después vinieron más colaboraciones con Víctor Manuelle, Elvis Crespo, Gloria Trevi… Y finalmente, con Luis Fonsi.
“Me alegra haber demostrado que ser mujer en el mundo de la canción no era un mito. Y el proceso me facilitó entender las diferencias entre los géneros no solo de la música sino de los idiomas, y de las identidades entre hombre y mujer. La conclusión es que el sentimiento es el mismo”.
Su determinación la llevó a cumplir ya 25 años de carrera y a colocar más de 40 canciones en los primeros lugares de las listas de popularidad, siendo el más reciente “Despacito”, el tema que compuso con Luis Fonsi y Daddy Yankee, y con el cual hicieron historia pues es la canción con más reproducciones en streaming en la historia de todas las plataformas en Internet.
“Todo mundo me pregunta a qué se debe el éxito de Despacito y la verdad es que no podría decir qué fue porque es algo que sigue siendo un misterio para mi. No quiero buscarle la quinta pata al gato porque la verdad es que al componerla no hice nada diferente de las otras canciones que he hecho… Simplemente fueron la unión de dos amigos (Fonsi y yo) que querían hacer una propuesta distinta y por eso dejaron fluir orgánicamente su espíritu como dos niños, jugando con la música como la sentíamos en ese momento y con nuestras diferentes experiencias. Después llamamos a Yankee, y él la selló con su magia.
Con toda la atención que ha generado “Despacito”, casi no le ha quedado tiempo de promocionar su proyecto en solitario: Tatuajes, su nuevo disco. “Es mi mejor forma de celebrar un cuarto de siglo cantando. Es una compilación de momentos difíciles y alegres que me ha tocado vivir… Y de las experiencias no positivas y positivas, las que me hicieron reír y las que me hicieron más fuerte”.
En Tatuajes, como en las canciones que ha compuesto para otros autores, dice, el objetivo siempre ha sido el mismo: “Reflejar los sentimientos a través de una buena letra y una buena melodía. Por lo general comienzo con historias mías y me he ido dado cuenta que esas historias que he vivido son las mismas que ha pasado mucha gente. Los protagonistas cambian, pero la esencia es la misma”.
Gracias a haber definido eso, su musa no se extingue y ahora está nominada a dos Latin Grammys, uno al Mejor álbum cantautor (Tatuajes) y otro con Luis Fonsi y Daddy Yankee, en la categoría de Mejor canción del año, por “Despacito”. Su saga de éxitos no para.
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