El público recorre el lobby del teatro Manolo Fábregas y al llegar a la escalinata se topa con un atril en el que cariñosamente fue colocada la fotografía de una mujer a quien el productor Juan Torres califica como “el pilar del teatro musical en México”.
Maru Dueñas se aprecia en la imagen con su sonrisa afable, mirada apasionada por las tablas y su cabellera rubia.
No en balde la belleza de la actriz en Sherezada, en el teatro Polyforum, inspiró a Fernanda Castillo y a Mariana Garza a convertirse en actrices y al propio Torres, que produjo este musical, el segundo.
De paso lento, apoyada de la mano de su hijo, Raúl Díaz Dueñas, la señora María Eugenia Vargas Fonseca mira de frente la fotografía y recuerda a Maru.
“Estoy triste, pero feliz, porque veo la cantidad de gente que la quería. Ha sido muy difícil, nada va a llenar ese hueco, pero murió haciendo lo que quería. La sueño (despierta), puse todos sus cuadros que son el recuerdo de todas las obras que hizo. Busqué las fotos más bonitas y las puse en la casa”, expresó Vargas, visiblemente emocionada.
La mamá de Maru Dueñas ingresó y al ver el escenario, al que su hija le dio tanto, se emocionó, más aún al apreciar al elenco de La jaula de las locas, encabezado por Mario Iván Martínez y Tomás Gorós, todos con una rosa blanca en la mano, listos para celebrar la vida de la actriz con “un homenaje sencillo y respetuoso, pero muy merecido”, como mencionó Torres.
El público de pie le dedicó un minuto de aplausos a la labor de María Eugenia Dueñas, que todos esperaron llegara al cielo:
“Fuiste una mujer excepcional, mágica, generosa y noble (…) Tu nombre quedó escrito con letras de oro en las páginas del teatro, que fue el lugar que fue tu esencia y tu alma”, aceptó Torres.
“Le dije que estaba loca cuando me comentó que quería ser actriz, pero sabía lo que hacía”, aseguró su mamá y con el tributo del público y su familia de sangre y de escena, quedó comprobado que las mil y una noches de pasión escénica fueron el camino correcto para Maru Dueñas.
Dueñas falleció en un accidente automovilístico de regreso a la capital en la carretera México-Cuernavaca junto al productor Claudio Reyes
No en balde la belleza de la actriz en Sherezada, en el teatro Polyforum, inspiró a Fernanda Castillo y a Mariana Garza a convertirse en actrices y al propio Torres, que produjo este musical, el segundo.
De paso lento, apoyada de la mano de su hijo, Raúl Díaz Dueñas, la señora María Eugenia Vargas Fonseca mira de frente la fotografía y recuerda a Maru.
“Estoy triste, pero feliz, porque veo la cantidad de gente que la quería. Ha sido muy difícil, nada va a llenar ese hueco, pero murió haciendo lo que quería. La sueño (despierta), puse todos sus cuadros que son el recuerdo de todas las obras que hizo. Busqué las fotos más bonitas y las puse en la casa”, expresó Vargas, visiblemente emocionada.
La mamá de Maru Dueñas ingresó y al ver el escenario, al que su hija le dio tanto, se emocionó, más aún al apreciar al elenco de La jaula de las locas, encabezado por Mario Iván Martínez y Tomás Gorós, todos con una rosa blanca en la mano, listos para celebrar la vida de la actriz con “un homenaje sencillo y respetuoso, pero muy merecido”, como mencionó Torres.
El público de pie le dedicó un minuto de aplausos a la labor de María Eugenia Dueñas, que todos esperaron llegara al cielo:
“Fuiste una mujer excepcional, mágica, generosa y noble (…) Tu nombre quedó escrito con letras de oro en las páginas del teatro, que fue el lugar que fue tu esencia y tu alma”, aceptó Torres.
“Le dije que estaba loca cuando me comentó que quería ser actriz, pero sabía lo que hacía”, aseguró su mamá y con el tributo del público y su familia de sangre y de escena, quedó comprobado que las mil y una noches de pasión escénica fueron el camino correcto para Maru Dueñas.
Dueñas falleció en un accidente automovilístico de regreso a la capital en la carretera México-Cuernavaca junto al productor Claudio Reyes
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