Una escena de «Roma», de Alfonso Cuarón, ganadora del León de Oro y aspirante al Oscar a mejor película extranjera por México
El cine es el juguete más caro ideado por y para los adultos. Sin dinero no hay fantasía, o al menos la cosa se pone más cruda. Desde «Intolerancia» (1918) en adelante, esta industria se basa en tirar de chequera para hacer que, en una gran caja vacía, millones de espectadores sueñen con lo que antes creían imposible de reproducir. Netflix ha entendido eso a la perfección y, cuando las grandes productoras han dejado de apostar por los creadores con mayúsculas para llenar la cartelera solo de más y más superhéroes, la plataforma de «streaming» ha puesto la pasta en su lugar para gente como Scorsese, los Coen, Cuarón... Gran cine. El problema es que hasta estos directores, que agradecen la inyección que les permite realizar sus sueños, confiesan en la intimidad y hasta en público que el cine en pantalla pequeña, en el sofá de casa, no es santo de su devoción. Lo admitía Scorsese en Oviedo hace poco y lo manifestaba diplomáticamente ayer Alfonso Cuarón a cuenta de su película «Roma», ganadora del León de Oro y probablemente el filme del año: «Fue rodada en 65 milímetros y complementada con una mezcla de sonido Atmos muy compleja.
Aunque un cine ofrece la mejor experiencia posible para la película, fue diseñada para ser igualmente significativa cuando se experimente en la intimidad del hogar». Resumiendo: que Cuarón quiere que la veas en el cine. El problema es que Netflix, en buena lógica, viene primando a sus suscriptores y la exclusividad del servicio privado bajo demanda. Hasta ahora. El gigante californiano, que incluso se ha enemistado con el Festival de Cannes por defender su negocio, dio ayer un paso hacia una solución intermedia: permitirá que «Roma» se estrene en cines tres semanas antes de su llegada a la plataforma en México y en Estados Unidos (21 de noviembre), y una semana antes en otros 17 países (7 de diciembre).
A nadie se le escapa que esta medida es condición «sine qua non» para que la cinta de Cuarón pudiera figurar en los Oscar, donde podría ganar (ganará) la estatuilla a mejor cinta extranjera y quizás alguna más. Pero Netflix también ha anunciado que la cinta de los Coen («La balada de Buster Scruggs») y «Bird Box» de Susanne Bier pasarán antes por la salas que por la plataforma. Algo se está moviendo de cara al deshielo entre los guardianes de las esencias y los popes del nuevo modo de consumir cine. Sea un espejismo pasajero o una nueva política, los que hemos tenido la suerte de ver «Roma» en pantalla grande, no podemos sino agradecer que la joyita de Cuarón llegue a las salas tradicionales. No se la pierdan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario