Explosiva y alegre fue como Alejandra Guzmán se reencontró con su público, luego de haber dejado atrás los momentos difíciles que ha vivido con su hija Frida Sofia, quien la ha criticado por su labor como madre.
La llamada "Reina del rock" hizo lo que le gusta en el escenario de la Arena Ciudad de México, donde con un arreglo futurista preparaba a casi 15 mil 600 espectadores que la acompañaron y que pese a la larga espera la recibieron eufóricos.
Con estrafalarios atuendos, la Guzmán lo volvió hacer. Altiva y orgullosa se mostró en el escenario en el que su presencia fue suficiente para crear un ambiente desbordante.
"¡Qué belleza! Vamos a pasarla bien", dijo mientras interpretaba "Mírala, míralo" y "Dime la verdad", con los que su potente voz llegó hasta el último rincón del lugar.
"Me encanta estar donde nací, en la ciudad más grande del mundo. Bienvenidos a todos los que son fanáticos de la música, bienvenidos a este show", dijo para seguir con la fiesta, cuyo escenario lució deslumbrante.
Cómo es su estilo Guzmán no escatimó en energía, demostrando así que es de buena madera, porque luego de 30 operaciones de cadera bailó como si fuera la primera vez.
Reconoció que entre el público se encontraba su familia, que es parte importante. "Son 30 años en los que he aguantado de todo, pero mientras estén conmigo seguiré adelante".
Mirando hacia el horizonte, interpretó con su singular voz "Ven" y "Loca", mientras pedía que la fiesta estuviera más movida con propuestas como "Toda la mitad".
Después recordó el eterno conflicto entre rubias y morenas. "¿Qué tienen las güeras que no tengan las morenas?", cuestionó mientras se escuchaban las notas del tema que por muchos años la ha asociado a una riña con "La Chica Dorada", Paulina Rubio.
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