En una entrevista reciente, la actriz afirma que durante el rodaje de Las horas, ocurrido meses después de su separación, se convirtió en un “recipiente prácticamente abierto” a los pensamientos de la escritora
Su interpretación le valió un premio Oscar a Mejor Actirz, pero para Nicole Kidman dar vida a Virginia Woolf en Las horas la sumió en un estado de depresión profundo. La actriz, de 54 años, acababa de divorciarse entonces de quien fue su esposo durante 11 años, Tom Cruise, y ponerse en la piel de la escritora hizo que en aquel momento que se sintiera en un estado “depresivo”.
“No estaba en mi propio cuerpo”, expresó la intérprete durante una entrevista en el espacio This Cultural Life de Radio 4, perteneciente a la BBC. En la misma conversación, la actriz hizo referencia a algunos de los momentos más significativos del rodaje, en los que se dejó llevar completamente por el espíritu del personaje.
Por ejemplo, en la escena final, la cual refleja el suicidio de Woolf en el río Ouse, muy cerca de su casa de Susex. “No sé si alguna vez pensé en el peligro. Estaba tan metida en el personaje… Quiero decir, me puse las piedras en los bolsillos y me metí en el río. Una y otra vez. Probablemente no tuve suficiente cuenta del peligro”, confesó la estrella en referencia a dicho momento.
“Virginia fluyó a través de mí. Yo era un recipiente prácticamente abierto para que esto sucediera. Y creo que el director tuvo mucha delicadeza conmigo, porque lo sabía”, añadió. Una receptividad hacia el personaje a la que ella se sentía predispuesta y que cree que es “probablemente la belleza de la vida del actor”.
Además de hablar sobre su experiencia concreta interpretando a Woolf, Nicole Kidman aprovechó la ocasión para referirse a los episodios que atravesó en relación con la salud mental y la depresión. Aseguró que a lo largo de su vida ha “profundizado y pasado por muchos paisajes diferentes de salud mental, de pérdida, de alegría…”. Dijo, además, que ahora es mucho más “consciente” del tiempo y de que está cerca “de algunas de las mentes más grandes del mundo”.
“He crecido con ellos, me han enseñado, me han formado y me han visto, y ese es un hermoso viaje para emprender. Espero que todavía continúe, pero lo valoro. Definitivamente no quiero cerrarme a medida que envejezco. Quiero ser más abierta, estar más disponible y ser más libre”, recalcó.
Encontrar su camino
Sobre el fin de su matrimonio con Tom Cruise, con quien tiene dos hijos adoptados, Bella y Connor, ya se pronunció en una entrevista en 2012 en la revista Who. En ella admitió que tuvo que encontrar su camino “a través de la depresión” y que aquella experiencia fue parte de su “crecimiento”.
También entonces explicaba que parte de ese estado se debió a que pensó que nunca podría tener un hijo biológico después de que fallase el tratamiento de fertilidad y sufrir varios abortos espontáneos y un embarazo ectópico. Sin embargo, en 2008, la actriz, ya unida a su actual pareja, el cantante Keith Urban, dio a luz a su hija Sunday Rose. En 2010, ambos se convirtieron en padres de otra niña, Faith Margaret, nacida a través de un vientre de alquiler.
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