La mala postura, falta de ejercicio y el estrés afectan el aspecto de la espalda. Manchas, impurezas, granitos y deshidratación son algunos de los problemas frecuentes que se presentan.
Cuidados básicos
Exfoliación: De dos a tres veces a la semana, debe frotar suavemente la espalda con un guante, esponja, banda de crin o cepillo con cerdas muy suaves. Con mucha delicadeza, ya que es una zona muy sensible. Además de hacer que la piel luzca limpia y sana, evita la aparición de cúmulos de grasa y activas la circulación.
Un peeling casero: Preparar una mezcla de azúcar, yogur y jugo de naranja, frotar con ella la espalda. Retirar con agua tibia y aplicar una crema hidratante.
Hidratación: Al igual que el resto de la piel del cuerpo, la de la espalda necesita una buena crema humectante. Lo ideal es que sea una crema según cada tipo de piel.
En la ducha
Tener siempre a la mano un par de esponjas o cepillos de mangos largos especiales para estas áreas de poco alcance. Así se podrá enjabonar y exfoliar la piel sin problemas. Respecto al agua, procurar que sea tibia, porque si está muy caliente, deshidrata la piel y contribuye a su flacidez.
Espalda doradita
Es cierto que el bronceado le da un toque sexy a la espalda, pero si no se toman las medidas necesarias, los efectos de exponerse al sol pueden ser contraproducentes y generar manchas o quemaduras peligrosas. Por ello, se debe aplicar un buen protector solar u optar por bronceados artificiales o autobronceadores.
Esbelta y sana
La cartera: Antes de salir de la casa, revisar y sacar los objetos que no serán usados, para no cargar peso de más.
La postura: La forma natural de la espalda es como una doble “s”. Por ello, hay que procurar tener una ligera curva en la parte superior, sobresaliendo a la altura de los hombros, una inclinación hacia adelante en el área estomacal y una pequeña curva hacia atrás en la zona inferior.
La cama: Muchos de los problemas de la espalda se generan durante las horas de sueño. Lo ideal es descansar en un colchón firme y cómodo.
Los zapatos: Evitar utilizarlos con un tacón excesivamente alto. Además, tratar de turnar los calzados, no se deben usar los mismos todos los días.
La silla de trabajo: Si pasa mucho tiempo sentada, debe asegurarse de que la silla que utiliza soporte bien el peso de la espalda y sea cómoda. De vez en cuando debe levantarse, caminar y estirar los músculos.
Fuente: http://www.el-nacional.com/
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