El Puma y Yo es una biografía del cantante venezolano José Luis Rodríguez en el que cuenta las anécdotas más importantes de su carrera musical. Este libro cuesta $18.900. Próximamente a la venta en Venezuela.
El cantante prefirió referirse a este volumen como una tradición biográfica, y optó por llamarlo "apuntes y reflexiones para una biografía".
"Quédate y no te muevas" fue una de las frases que Rodríguez escuchó en su cabeza en febrero de 1988, sobre el escenario de la Quinta Vergara, en el inicio de uno de los momentos más recordados en la historia del Festival de Viña del Mar, y que culminaría inmortalizado por otra frase, "A veces hay que escuchar la voz del pueblo".
Hoy, el “Puma” acotó ser conciente del momento histórico. "Aquello cayó como un trueno y al propio tiempo un alivio para un pueblo oprimido por una dictadura. La expresión resultó tan grande en su sencillez que repercutió en todo el ámbito político. ¿Cómo alguien se atrevía a decir esa frase estando Pinochet en la presidencia?".
Y no fue la única vez en que relacionó a Pinochet con sus atrevimientos. Según recuerda, en una visita anterior acudió una noche a la Quinta Vergara como espectador, y a dos filas de él observó al fallecido dictador, presenciando un show con tapones en los oídos. "Aquí tiran una bombita y nos vamos todos al carajo, y yo como un tonto sentado tan cerca de este señor", dice haber pensado entonces.
El Puma político
En la época de los 80 asegura que "pasaron momentos muy difíciles los chilenos, porque toda dictadura, de derecha o izquierda, es diabólica. Cuando el hombre pierde su libertad individual, pierde toda esperanza de aferrarse a la vida".
Y de eso, Rodríguez supo de pequeño, cuando su madre fue detenida, torturada y exiliada por el régimen de Marcos Pérez Jiménez en los 50, período que también repasa en el libro. Por ello, no esconde sus preocupaciones actuales.
"Hoy el autoritarismo martiriza a Cuba y Venezuela, y amenaza a otras naciones hermanas. Yo debo levantar mi voz por la libertad y la democracia. Sé que corro riesgos, pero como dicen los queridos chilenos, no le debo sacar el poto a la jeringa, porque soy un artista comprometido con la paz y la convivencia de los ciudadanos", afirma antes de hablar de la situación en el país.
Hoy, el “Puma” acotó ser conciente del momento histórico. "Aquello cayó como un trueno y al propio tiempo un alivio para un pueblo oprimido por una dictadura. La expresión resultó tan grande en su sencillez que repercutió en todo el ámbito político. ¿Cómo alguien se atrevía a decir esa frase estando Pinochet en la presidencia?".
Y no fue la única vez en que relacionó a Pinochet con sus atrevimientos. Según recuerda, en una visita anterior acudió una noche a la Quinta Vergara como espectador, y a dos filas de él observó al fallecido dictador, presenciando un show con tapones en los oídos. "Aquí tiran una bombita y nos vamos todos al carajo, y yo como un tonto sentado tan cerca de este señor", dice haber pensado entonces.
El Puma político
En la época de los 80 asegura que "pasaron momentos muy difíciles los chilenos, porque toda dictadura, de derecha o izquierda, es diabólica. Cuando el hombre pierde su libertad individual, pierde toda esperanza de aferrarse a la vida".
Y de eso, Rodríguez supo de pequeño, cuando su madre fue detenida, torturada y exiliada por el régimen de Marcos Pérez Jiménez en los 50, período que también repasa en el libro. Por ello, no esconde sus preocupaciones actuales.
"Hoy el autoritarismo martiriza a Cuba y Venezuela, y amenaza a otras naciones hermanas. Yo debo levantar mi voz por la libertad y la democracia. Sé que corro riesgos, pero como dicen los queridos chilenos, no le debo sacar el poto a la jeringa, porque soy un artista comprometido con la paz y la convivencia de los ciudadanos", afirma antes de hablar de la situación en el país.
Hoy en día esa vocación política le ha traído problemas a José Luis Rodríguez Rodríguez, pero en el pasado también le trajo gratitud. Así lo recuerda, de vuelta en su llamado a escuchar "la voz del pueblo" en Viña 88: "Creo que fue Patricio Aylwin Azócar, el presidente que por voto popular sustituyó al general Pinochet, quien fue a despedirme al aeropuerto para agradecerme el gesto. Y yo le dije, 'hermano, lo dicho, dicho está. Si Dios quiso que fuese así, así es' ".
Fuente: http://www.el-nacional.com/
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