sábado, 1 de diciembre de 2018

"Soy más fuerte de lo que pensaba"

Había hecho una pausa en su trabajo para ir buscar los análisis, era de mañana todavía y "Manuel" no podía hacer nada más que llorar afuera del laboratorio al ver los resultados. Pasarían algunos días antes de que asimilara la noticia.

Lo único en que pensaba "Manuel" en ese momento era que su mundo se venía abajo y moriría pronto; suponía que así ocurría cuando alguien era diagnosticado con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

Un médico y, no supo si una sicóloga o una trabajadora social, fueron quienes le explicaron que no pasaba de esa manera, que existían medicamentos para disminuir los síntomas y que, de apegarse al tratamiento, podía tener muchos años con calidad de vida.

Ya sólo le faltaba lo que hasta ahora ha sido lo más complicado: Decírselo a su esposa.

"Obviamente le dolió mucho, lloró mucho, se asustó. Uno o dos días no me habló", recuerda "Manuel", dos años después de aquella conversación. "Pero de repente ella se fue a hablar con un sacerdote y afortunadamente él le habló bien, estaba informado y ella confió, vino con otra actitud, me abrazó y me dijo que me iba a apoyar, que el sacerdote le había dicho que son errores serios que se cometen".

Desde entonces, dice, ha contado con todo el apoyo de su esposa. Tanto que, tras dos años de saber que padece esta enfermedad, ella es la única que está enterada.

"El hecho de que me haya aceptado y que me haya perdonado vale mucho para mí. Es la única persona que sabe", señala él.

No ha querido decírselo a sus hijos porque aún son menores, tampoco a otro familiar ni amigos cercanos porque no desea afectar más a su esposa. Todas sus consultas y prescripción de medicamentos las ha vivido casi en silencio.

MUY BUENA ATENCIÓN

"Manuel" tiene 40 años y se atiende en el Isssteson y, como paciente con VIH, acude a cada cita con el miedo latente de encontrarse a algún conocido, con el temor de que alguien más conozca su situación.

"Simplemente cuando pides el medicamento ahí en la ventanilla, los empleados voltean a verte la cara como diciendo ‘a ver quién es el que tiene VIH’. Se nota que hay mucho estigma", asegura.

Pero el principal problema no es en la atención médica, que afirma ser excelente, sino para encontrar las medicinas que no debe dejar de tomar para mantener su buen estado de salud. Y ni siquiera puede hacer una queja formal porque instituciones como la CEDH no admiten denuncias anónimas, aun en casos como el suyo.

"Ojalá los legisladores hicieran algo para modificar las leyes en materia de derechos humanos, que se obligara a las comisiones a atender este tipo de casos y respetar el derecho a la intimidad del paciente. Eso repercute en que el paciente no tenga miedo en acercarse a una institución", añade.

ASPIRACIONES PROFESIONALES

Y para él, además, una de las grandes pérdidas que le ha traído el ser seropositivo es en las aspiraciones profesionales, pues si bien aún tiene la ilusión de crecer en su trabajo y ser más reconocido, al mismo tiempo siente temor de imaginarse cómo sería visto al ir a una institución de salud.

"Me veo ahí cada mes haciendo fila, pidiendo medicamento, y si llego a ser reconocido, adiós anonimato. Eso corta tu plan de vida, ya mejor mi trabajo lo manejo en bajo perfil", lamenta.

LA ENSEÑANZA

Pero a pesar de los obstáculos, "Manuel" considera que esta enfermedad le ha servido no sólo para valorar más la vida y a su esposa, sino para él mismo darse cuenta de que es más fuerte de lo que podía haber pensado.

"De lo que me estoy dando cuenta es que soy más fuerte de lo que yo pensaba, me ha servido para valorar más la vida, sobre todo, y darme cuenta de los errores, de muchas tonterías que hace uno, de cómo no valora la salud, y el día que uno está enfermo".

Y es que aun cuando el estigma de estar infectado con VIH es poco comparable a otras enfermedades, sabe que en la cuestión de salud puede aspirar a tener más años con calidad de vida, contrario a todo lo que pasó por su mente aquella mañana afuera del laboratorio.


F: https://www.elimparcial.com/Noticias/2018/12/01/1391656-Soy-mas-fuerte-de-lo-que-pensaba.html

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