domingo, 19 de abril de 2015

Euforia, histeria, historia

“Mi corazón es tuyo: el musical” se volvió simpático fenómeno social
Entrando por las cavernosas salidas de escape siento el soplido de unos pequeños bólidos pasar. Los tres pequeños Lascuráin, desplegando idéntica energía en escena.
Tarea ardua, si no imposible, llenar un auditorio de 3,800 butacas, por dos funciones. El Sr. Torres, productor, afirma que perdió "poquito", pero se ratifica como el mejor con esta puesta en escena que traslada un gran set de Televisa al foro, con dos pisos y acabados de lujo. Producción de veras grande, por la que pagó una cifra de varios ceros, más costos de promoción.
El montaje se basa en la esencia de la historia en TV, narrado por los más chicos de casa al estilo cuento de hadas: la nana de pasado turbulento, medio "ñera" y de de corazón enorme, que entrega a los siete escuincles del viudo (caballero de capa y caballo blanco... de madera) que al final cederá el suyo a ella. 
Reimaginada como una fábula, con acento en actitudes positivas y la moraleja de que el amor conquista todo, provoca participación interactiva del excitado público, estimulado por el cuadro actoral, la representación tomó visos de auténtico fenómeno social. No es la Gran Obra de teatro, pero sí una que realza valores positivos en las relaciones familiares, con sus actores, todos, honrando el decorado masivo.
Referencias actuales ("hashtag", "peppa la cerdita"), aplicadas incluso sin sentido más que de dirigirse a la nueva juventud bloguera-iPad-adicta, los extranjerismos empleados con gracia por la inculta pero vivaz Ana.
Silvia Navarro, Jorge Salinas, Mayrín Vilanueva y los chiquillos ofrecen una velada refrescante con añadido de las situaciones chuscas provocadas por ellos y resueltas por los espectadores (cuando la malvada Isabela prepara la pócima para embrutecer de una vez por todas a Fernando, el público le grita: "¡bruja!...¡mala!...¡no lo hagas!...¡cabrona!", salida de vocesita sin duda de un pequeño, haciendo reir a todos y dando pie a Mayrín para voltear, señalar y decirle "vas a ver con tu mamá", casi carcajeándose.)
Otra: apalean a Fernando y llega con la camisa desgarrada, lleno de moretones. Silvia/Ana aprovecha para quitarle la prenda, la pícara Manuela observa admirativamente, lo hacen dar unos pasos de "table", con la hormonería rugiente gritándole "¡papacito!", Ana pregunta: "¿qué harían con él, a ver?". Otra voz, indudablemente de adolescente, "¡llevármelo a mi casa!."
95 mins con intermedio que pasan flotando entre sorpresas, como la vis cómica de mi novia Silvia y el Sr. Salinas, la vitalidad y encanto de los chiquillos, la apostura de los mayorcitos, media docena de canciones bien colocadas (que el público corea), acaban por convencer, fuera del justificante sicológico, haber pagado entre $200 y $650 por localidad (conté familias hasta de 10 en la zona de $500), con negocio extra, de Juan Osorio, de poner a posar a sus estrellitos con quien quiera del público, a $300 la foto. Las mamis se ven forzadas a cumplir, y tratan de meter en una a tres retoños. Es tanta la gente, tan alto el zumbido del chiquillerío emocionado, que me bloqueo auditivamente. Dos horas contemplando, y siendo aplastado por estallidos de histeria colectiva. Dudo que otro fenómeno como éste se repita pronto, pero al menos muchos de estos noveles teatreros se volverán teatrófilos, esperanzadamente aprendiendo a elegir, a discriminar, ya que siempre habrá, sob!, Mascabrothers. 
Jamás se me habría ocurrido ir a verla, ni se me antojaba hacerlo; pero no pude negarme a la invitación de la preciosa señora Navarro a quien entrevisté telefónicamente. Tras esperar a que se refrescara el maquillaje para arrancar la segunda función, me invita a pasar al área de camerinos, con todo y Giovanni mi colega fotógrafo. Su expresión de gusto (ya había leído la entrevista en Show) y una explosiva interjeción: "¡Qué chingona entrevista... que chingón que viniste!", posando para El Mundo acosándome y dejándome querer, refrendado con un par de besotes cachetones... ¡qué me dura el viudito y sus siete notitas musicales con pieses!. 
Para mí y de cierto para unos milypico de espectadores menudos, aunque por razón distinta, fue noche redondita. Se los digo... de corazón.

II Silvia Navarro es Ana Leal
II Jorge Salinas - Fernando Lascuráin Borbolla
II Mayrín Villanueva - Isabela Vázquez de Castro
II Beatriz Morayra - Manuela Limón
II Paulina Goto - Estefanía "Fanny" Lascuráin Díez
II Polo Morín - Fernando "Nando" Lascuráin Diez
II Emilio Osorio Marcos - Sebastián Lascuráin Diez
II Isidora Vives - Alicia Lascuráin Diez
II Jose Pablo Alanís - Guillermo "Guille" Lascuráin Diez
II Jose Manuel Alanís - Alejandro "Alex" Lascuráin Diez II Isabella Tena - Luz Lascuráin Diez.

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